Cuentos encajados

Mi pasión por las cajas me la transmitió mi abuela Joaquina.

Los fines de semana me encantaba estar en su casa e ir a comprar, al volver guardábamos todo en la despensa, cada cosa en una caja, unas grandes y otras pequeñas, unas forradas y otras sin forrar, unas de hierro y otras de madera…

Por eso, mis juguetes estaban en cajas, tenía imanes de todos los tamaños en cajas, canicas transparentes y diminutas en cajas…
Cuando empecé a contar cuentos, decidí guardarlos en cajas, de todos los colores y tamaños, porque desde que soy pequeña colecciono cajas.

Como mi abuela.